Los temas para escribir
en un blog aparecen donde menos te lo esperas.
El otro día me hicieron un comentario curioso sobre el mío. Se
extrañaban que pareciera un blog muy personal ya que citaba con frecuencia
situaciones de mi entorno y vida cotidianos. Tuve que darles la razón: es
cierto.
Los estereotipos nos
envuelves y, en cierta forma, vivimos con tranquilidad gracias a ellos. Nos dan
la seguridad de que lo sabemos y controlamos todo. Esta falsa seguridad nos
lleva a hacer cosas tan absurdas como a querer cambiar nuestra manera de actuar
porque creemos saber lo que la otra persona quiere de nosotros.
Vi una película hace poco
que os recomiendo como un estudio sociológico mucho mejor que el tan
remixteurizado Gran Hermano: “La montaña rusa”. De ahí nace el mito que hoy nos
trae aquí: todas las mujeres buscan hombres malos. Lapidario ¿verdad? Y claro
como yo soy un hombre bueno pues no tengo ningún éxito con las féminas ¡Y
listos! La indefensión aprendida reduce el nivel de ansiedad y con ello la
conducta positiva de afrontamiento: no hay nada que yo pueda hacer.
Lo peligroso es cuando,
partiendo de esta apreciación anterior, el buen chico decide actuar como un mal
chico. O simplemente cuando el que ya es mal chico de entrada cree socialmente
justificada su actitud.
A simple vista parece una
broma, pero este estereotipo crece con nosotros desde la cuna, en nuestros
orígenes cavernarios, y forma parte del fundamento que termina causando las
conductas de violencia que tanto terminamos lamentando después.
Os recomiendo la película
que antes he comentado, “La montaña rusa”, ya que en ella podemos ver
identificados los dos extremos de personalidad estereotípica del hombre.
Encontramos aquella figura de leyenda de lo que ha de ser un buen hombre según
nuestras sabias mamas: guapo, educado, sensible y prudente, obviamente con piso
y profesional exitoso. Y en frente encontramos al chico malo, el mito que se
supone que crece en atractivo para las mujeres antes de hacernos sabias como
nuestras madres: generalmente feote o de físico despreocupado, profesionalmente
fracasado, rebelde hacia la vida y permanentemente enfadado.
Hay que ser conscientes
de que es una película y como tal transmite un conjunto de valores y de
sentimientos del propio autor. Y por otro lado no podemos olvidar que reproduce
todos aquellos estereotipos absurdos que ayudan desde una dimensión psicológica a parte de
nuestros conciudadanos a justificar
porque son abandonados por su mujer o porque estas no les hacen ningún
caso.
No seamos ingenuos o
ingenuas. Ninguna mujer deja a un hombre por otro por unos segundos /minutos de
montaña rusa ni a todas las mujeres les atraen los mismos tipos de hombres, básicamente porque ellos también son seres complejos y están conformados de multitud de detalles.
Un abrazo a tod@s y hasta la siguiente.
Anna Sú