Conozco un chico de 26 años, que está estudiando un grado superior y tiene
ganas de comerse el mundo. Está estudiando con una dificultad importante: no
domina el castellano. Pero no es un alemán de intercambio o de Erasmus. Es un
chaval marroquí que lleva 3 años en Barcelona.
El mes pasado impartí un taller sobre empleo a un grupo de mujeres en
situación de reagrupamiento. Mi primer pensamiento fue utilizar el material de
trabajo para personas con bajo nivel cultural. Error grave. Cuando me informé
del perfil cultural del grupo descubrí que todas ellas tenían un nivel de
estudios igual o superior a secundaria.
Hay muchas personas que cuando emigran llevan un plano de la ciudad a donde
llegan y, curiosamente: ¡¡Saben interpretarlo!!
¿A dónde voy con todas estas historias? Pues donde siempre voy: el
estereotipo ataca de nuevo.
Por el motivo que sea, ese ya es otro tema, cuando vemos a un inmigrante
originario de determinados países le ponemos una etiqueta en relación a su
nivel formativo. Y ya no te cuento a nivel cultural. ¡Porque no es lo mismo!
Hay licenciados de este país y de cualquiera que no saben quién es Mahatma Gandhi
o Vincent van Gogh. En cambio conozco
gente que toda la vida ha trabajado de mecánico y puede hablar contigo hasta
del sexo de los ángeles.
Los datos, sin embargo, nos demuestran que estas etiquetas son solo mitos.
Ni todos los marroquíes tienen un nivel cultural bajo ni todos los argentinos
son ingenieros ni todos los alemanes tienen estudios universitarios.
Este gráfico es solo un ejemplo. Está fechado en 2008. Si queréis más información podéis acudir al documento anexo. Recordemos todos y todas: los estereotipos se vencen con información.
Según un estudio del doctor Jose M. Esteve (Catedrático de la Universidad de Málaga) los datos demuestran que los inmigrantes tienen un nivel formativo medio superior al de los españoles (dejando fuera a lo de origen europeo, japones, sueco o norteamericano). El 42% de inmigrantes, en el año 2004, habían superado los estudios superiores en sus países de origen. Con la crisis estos datos todavía son mayores.
Las oportunidades de conocer y aprender de la otra persona dependen de
hasta qué punto creas en que la otra persona tiene algo para ofrecerte. Por
tanto, pensar que tienen bajo nivel cultural no solamente les resta a ellos
posibilidades de intercambio con nosotros. También nos quita a nosotros
opciones de ampliar el cerrado horizonte cultural en el que nos movemos.