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jueves, 15 de noviembre de 2012

¿Que buscamos las mujeres en los hombres?


Los temas para escribir en un blog aparecen donde menos te lo esperas.  El otro día me hicieron un comentario curioso sobre el mío. Se extrañaban que pareciera un blog muy personal ya que citaba con frecuencia situaciones de mi entorno y vida cotidianos. Tuve que darles la razón: es cierto.

Los estereotipos nos envuelves y, en cierta forma, vivimos con tranquilidad gracias a ellos. Nos dan la seguridad de que lo sabemos y controlamos todo. Esta falsa seguridad nos lleva a hacer cosas tan absurdas como a querer cambiar nuestra manera de actuar porque creemos saber lo que la otra persona quiere de nosotros.

Vi una película hace poco que os recomiendo como un estudio sociológico mucho mejor que el tan remixteurizado Gran Hermano: “La montaña rusa”. De ahí nace el mito que hoy nos trae aquí: todas las mujeres buscan hombres malos. Lapidario ¿verdad? Y claro como yo soy un hombre bueno pues no tengo ningún éxito con las féminas ¡Y listos! La indefensión aprendida reduce el nivel de ansiedad y con ello la conducta positiva de afrontamiento: no hay nada que yo pueda hacer.

Lo peligroso es cuando, partiendo de esta apreciación anterior, el buen chico decide actuar como un mal chico. O simplemente cuando el que ya es mal chico de entrada cree socialmente justificada su actitud.

A simple vista parece una broma, pero este estereotipo crece con nosotros desde la cuna, en nuestros orígenes cavernarios, y forma parte del fundamento que termina causando las conductas de violencia que tanto terminamos lamentando después.

Os recomiendo la película que antes he comentado, “La montaña rusa”, ya que en ella podemos ver identificados los dos extremos de personalidad estereotípica del hombre. Encontramos aquella figura de leyenda de lo que ha de ser un buen hombre según nuestras sabias mamas: guapo, educado, sensible y prudente, obviamente con piso y profesional exitoso. Y en frente encontramos al chico malo, el mito que se supone que crece en atractivo para las mujeres antes de hacernos sabias como nuestras madres: generalmente feote o de físico despreocupado, profesionalmente fracasado, rebelde hacia la vida y permanentemente enfadado.

Hay que ser conscientes de que es una película y como tal transmite un conjunto de valores y de sentimientos del propio autor. Y por otro lado no podemos olvidar que reproduce todos aquellos estereotipos absurdos que ayudan desde una dimensión psicológica a parte de nuestros conciudadanos a justificar  porque son abandonados por su mujer o porque estas no les hacen ningún caso. 

No seamos ingenuos o ingenuas. Ninguna mujer deja a un hombre por otro por unos segundos /minutos de montaña rusa ni a todas las mujeres les atraen los mismos tipos de hombres, básicamente porque ellos también son seres complejos y están conformados de multitud de detalles. 

Un abrazo a tod@s y hasta la siguiente. 
Anna Sú

martes, 6 de noviembre de 2012

La señora de los gatos

¿Qué pasa si no quiero casarme? O si quiero dedicarme a tener muuuchos amigos, ¿quien se rasgará las vestiduras por ello?

Una mujer, soltera o no, en la actualidad desarrolla una formación de larga duración, una carrera profesional bastante intensa y unas amplias relaciones de amistad, lo que implica mucho tiempo dedicado al ocio. Nada más alejado del estereotipo de los siglos XVIII y XIX... y del estereotipo de hace unas pocas décadas... o del estereotipo de mi barrio. La pregunta surca el aire con frecuencia: " pero ¿esta chica no está casada? Pues ya debe de superar los 40 ¿no?"

Y a partir de esta simple información, totalmente objetiva, surgen todo un cúmulo de justificaciones subjetivas: "es que exigirá mucho de los hombres", es que tiene un carácter raro, ¿que no será lesbiana?... y suma y sigue.

¿Nadie puede plantearse directamente que no quiere tener compromisos con nadie? o que no tiene tiempo para conocer a nadie, ni posibilidades, ni ganas.

Hay algunas redes sociales interesantes que vienen a reforzar estos estereotipos, y la gente que esta dentro, yo incluida, no está libre de culpa. Los comentarios son frecuentes: las mujeres van muy desesperadas, la vieja solterona desesperada que se apunta a todas las actividades a ver si pilla...

Hay unos cuantos estereotipos interesantes que rodean a la figura de la mujer que no tiene pareja estable conocida (cuidado, que parece que lo sabemos todo de las vecinas pero no nos vemos casi nunca ni en la escalera):

Aventurera: demasiado ocupada en pasarlo bien como para preocuparse de los demás.
Romántica: la cursi en espera del príncipe azul (ese con el que nos engañan a todas vilmente a lo largo de nuestra infancia y que pretenden hacernos creer que es ese personaje disfrazado con frac con el que un día decidimos casarnos)
La que se acostumbró: esperando al príncipe azul se adaptó a no compartir el baño y sus asquerosas pelusas. ¡A ver quién es la valiente que a estas alturas mete a un señor de poca puntería en su piso!

Y hay otros estereotipos tan curiosos como estos, pero los dejaremos para otra ocasión.

La historia social, que nos enseñan las abuelas y abuelos desde tiempos inmemoriales, siempre nos ha dibujado la imagen de la mujer soltera vestida de negro luto perpetuo, por aquello de demostrar honestidad y honra, sea lo que sea esto último. De ahí a rodearla de gatos solo se tenía que dar un paso: claro, es que si está sola es que no está bien, pobre... Y los gatitos son muy cariñosos. 

Ahora que somos más modernos nos imaginamos a la mujer soltera, en la cama, delante de la tele y con una tableta de chocolate negro. Y con el dichoso gato, eso que no falte.

Solo me gustaría recordar que a los niños también les gustan los gatos... y nadie se los imagina solterones, ¿verdad?

Un abrazo a tod@s
Anna Sú