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viernes, 30 de marzo de 2012

Soy una mala mujer...

Hace algunas entradas ya abordé la peligrosidad de los estereotipos si no se valoran con cuidado. En el siguiente enlace,-mujer-tiene-que-volver-al-hogar de Javier Arenas, presidente del PP en Andalucía, y después refrendado y ampliado por nuestro nunca bastante estimado y iluminado Gallardón (cuidado, ministro de justicia), se muestran algunos de los estereotipos mas perniciosos para nuestra salud mental y social.

He de reconocer que no son ideas exclusivas de un grupo político concreto ni de un club minoritario de personas. Estos estereotipos se encuentran integrados en nuestro ADN social, y son la causa de numerosos conflictos tanto externos como internos. Y ahí está el drama de la situación. Cuantas mujeres conocemos tod@s con un sentimiento de culpa increíble, cuando dejan al hijo en la guardería con 2 años para ir a trabajar...¡Pues vaya capricho, verdad! Y seguro que muchas de ella se autodefinen como feministas, pero los sentimientos van asociados a valores que hemos construido desde la infancia y eso requiere de una larga lucha personal.

Partiendo de que este no es un blog político, me abstendré de acordarme de la madre de nadie, y me centraré en el estupendo batido de estereotipos que se nos ha ofrecido.

Si os parece haremos un análisis de contenido, siguiendo sus razonamientos y lo que tienen oculto (como nos gusta a los psicologos darle vueltas a las palabras, ¿verdad?)

Veamos: cuando se nos dicen frases como "educando a SUS hijos", "cuidando a SUS familias", nos responsabilizan directamente de ello. Las palabras son peligrosas. Al hablar de "sus" eliminan responsabilidad social comunitaria y centralizan dicha responsabilidad en la mujer. Podemos prescindir de servicios sociales, porque esos servicios serán prestados por la mujer, gratis.

Ahí tenemos el gran estereotipo: la responsabilidad de los servicios sociales, es decir, de mejorar y sostener la sociedad, es de la mujer, ni del hombre ni del estado. Si ella no esta por la labor hay consecuencias: fracasos matrimoniales, jóvenes descarriados, el mundo se hunde.

Otro gran estereotipo de genero que se presenta con mucha frecuencia: la falta de empleo es debida a la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Si la mujer regresa al hogar se reactivará el empleo. ¡Si al final va a ser que ni los bancos ni las constructoras tienen nada que ver! Pero no nos alejemos del tema de los estereotipos... Detrás de la idea de que la mujer no debería estar en el mercado laboral se encuentra el estereotipo de la dualidad de mujer/madre/cuidadora y hombre/padre/proveedor. La vieja historia de siempre, pero, ¡cuidado! es una historia vieja pero no caducada. Continua en la autodefinición de la propia mujer. Los estudios sobre el tema publicados hasta el momento nos muestran que cuando le dices a un hombre que hable de si mismo se centra en cuestiones laborales y/o de formación, mientras la mujer se define como madre primero y después entra en cuestiones profesionales. Nuevamente el estereotipo no es fruto de un grupo social determinado sino de un mapa mental integrado en nuestra socialización.




Y por último el estereotipo de lo que es la familia. Cuando hablan de modelos tradicionales realmente se esta hablando de una falacia. La tradición es sostenida por la misma sociedad, que necesita de cambios continuos para ser adaptativa. Por tanto, si ha habido cambios en los modelos familiares es porque no se adaptaban al nuevo entorno: trabajo precario, nuevos intereses sociales, interés en el crecimiento personal, crecimiento del modelo social de consumo...El modelo familiar padre, madre, hijos y abuelos, no se adapta a estas nuevas circunstancias. Son necesarios mas de un ingreso para poder sostener el nivel de consumo, las personas no nos conformamos con roles o conocimientos limitadores, la sexualidad ya no es un tabú religioso y ya no se ocultan tanto las mentiras en las relaciones interpersonales.

Y por encima de todo, el agradecimiento que vamos a tener hacia el gran padre protector: el estado, que siempre sabrá lo que es mejor para nosotras, pobres mujeres descarriadas. Llegados a este punto es necesario puntualizar que yo no me defino como feminista sino mas bien como "igualitarista en derechos", por tanto su afirmación no me debería afectar, ¿verdad? Pero no olvidemos que muchas mujeres si están de acuerdo con los estereotipos que hemos analizado. El cambio siempre da miedo y la tranquilidad de que "alguien" vele por ti es muy hipnótica. El estereotipo protege.

Hasta aquí mi aproximación al análisis de los estereotipos de genero que el articulo de Arenas provoca.
Como conclusión, no hace falta rasgarse las vestiduras, no es un tema que regrese ahora, es un tema que siempre ha estado presente y que ahora se hace visible. Tal vez su visibilización nos permita avanzar en los cambios. Ya no serán creíbles las opiniones de los estudiantes que, hasta que no salen de su medio protegido para entrar al mercado laboral, no son conscientes de estar siendo discriminados.

Esperemos un afrontamiento real y positivo hacia estos estereotipos, sino lo tengo muy mal: mujer, divorciada, con una hija adoptada, y perteneciente profesionalmente al sector social...¡Una bala perdida, vamos!

Un abrazo a tod@s y gracias por estar aquí.

Anna su

jueves, 15 de marzo de 2012

Yo solamente conozco 4 argentinos. ¿Y tu?

Conozco un par de chicos argentinos, ninguno de los dos en profundidad y un par de chicas de igual procedencia. Con una de ellas si he llegado a profundizar el contacto. Hemos compartido cafés, risas y mocos de los hijos. Todo y ello mi conocimiento de la personalidad argentina es ilimitado, como no. Al igual que mi conocimiento de la personalidad de los chinos (mi hija de cinco años es china) y de los suecos (tuve un ligue de verano, allí por el 92). Y mi madre aun tiene un mayor conocimiento que yo de los burgaleses (tiene un par de amigas castellanas, que para el hecho ya esta bien, y su yerno es de sangre burgalesa).

Gracias al extenso conocimiento de las personalidades que las dos aportamos podemos llegar a la conclusión de que los chinos son muy educados, pero poco de fiar ¿? ya que siempre están liados con las mafias ¿?, los suecos son muy ecológicos pero muy aburridos ¿? y los burgaleses muy secos y estirados ¿?


Nos reímos con los estereotipos y, con mucha cordura, nos reímos incluso de los propios. El secreto esta en mantenerlo en el humor y no darlo todo por cierto. Y eso es mucho mas complicado por que pasa por el interés en ampliar el conocimiento que tenemos del otro.

La risa con los estereotipos es gratuita y rápida. Nos rodea y en segundos, mediante facebook o YouTube, se extiende como el aceite hacia donde menos nos podemos esperar. Las consecuencias de esta expansión son menos gratuitos. Los oídos que quieren reforzar sus propios prejuicios y sus actitudes xenófogas, toman por cierto estos cliches y reafirman sus creencias.

Cambiar las creencias y valores es una de las cosas mas complejas que cualquier profesional de la psicología puede afrontar. Dichas creencias se sustentan en la interpretación mental que hacemos de los estímulos sensoriales externos. Podemos conocer, ver, tocar y hablar con 2 o tres personas de un origen o etnia determinado y generalizar este conocimiento sesgado a todo su grupo social. Así, con una simple conexión neuronal. Facilísimo.

El uso de los estereotipos en el humor puede conducir a reforzar esta interpretación mental: justifica la profecía autocumplida. Yo solo conozco 4 argentinos, pero conozco infinidad de chistes que reafirman mi amplio conocimiento de su personalidad. ¿Me equivoco? No se, porque realmente solo conozco a 4 argentinos y solo con una he tomado café.

Tengamos prudencia con el humor y aseguremos que el auditorio en el que expandimos este humor sea el adecuado.

Un beso a todos
Anna sú